miércoles, 12 de noviembre de 2008



Causas o Factores de origen del Conflicto:


Causas o Factores de origen del Conflicto: En primer lugar, la Segunda Guerra Mundial surgió en función del enfrentamiento entre ideologías que amparaban sistemas político—económicos opuestos. A diferencia de la guerra anterior, enmarcada en un solo sistema predominante —el liberalismo capitalista, común a los dos bandos—, en el segundo conflicto mundial se enfrentaron tres ideologías contrarias: el liberalismo democrático, el nazi—fascismo y el comunismo soviético. Estos dos últimos sistemas, no obstante ser contrarios entre sí, tenían en común la organización del Estado fuerte y totalitario y el culto a la personalidad de un líder carismático, características opuestas al liberalismo que postula la democracia como forma de gobierno y la libertad e igualdad de los individuos como forma de sociedad.

En segundo lugar estaban los problemas étnicos que, presentes desde siglos atrás, se fueron haciendo más graves al llevarse a efecto las modificaciones fronterizas creadas por el Tratado de Versalles, que afectaron negativamente sobre todo a Alemania y a Austria —naciones pobladas por germanos— y redujeron de manera considerable sus territorios. Este hecho fue determinante para difundir en esos pue bios el sentimiento de superioridad de la raza germana —identificada por Adolfo Hitler como “raza aria” de acuerdo con una idea desarrollada en la filosofía alemana del siglo XIX— frente a los grupos raciales, principalmente los judíos que controlaban la economía capitalista, y quienes, según la perspectiva de los nazis, habían dividido a los pueblos germanos e interrumpido su desarrollo económico.

Por otra parte, la insistencia de Hitler por evitar el cumplimiento del Tratado de Versalles provocó diferentes reacciones entre los países vencedores: Francia, que temía una nueva agresión de Alemania, quería evitar a toda costa que resurgiera el poderío bélico de la nación vecina. En cambio, el gobierno británico y el de Estados Unidos subestimaban el peligro que el rearme alemán representaba para la seguridad colectiva; consideraban que el Tratado de Versalles había sido demasiado injusto, y veían con simpatía la tendencia anticomunista adoptada por la Alemania nazi, porque podría significar una barrera capaz de detener el expansionismo soviético hacia Europa, calificado entonces por las democracias occidentales como un peligro mayor y mucho más grave que el propio nazismo. A causa de ese temor al comunismo, el gobierno británico adoptó una política de “apaciguamiento” respecto al expansionismo alemán, bajo la idea de que al hacer concesiones a Hitler podría evitarse una nueva guerra y se obtendría, además, su colaboración contra el peligro soviético.

En tercer lugar, en la década de los años treinta la situación del mundo era muy distinta a la de 1914. Aparte de los trastornos ocasionados por la crisis económica iniciada en Estados Unidos, aún persistían los efectos devastadores de la Primera Guerra Mundial, que había producido una enorme transformación en todos los ámbitos de la vida humana y originado grandes crisis en prácticamente todos los países de la Tierra. Además, la secuela de tensiones internacionales que ese conflicto produjo, preparaban el camino para una nueva guerra, no obstante los intentos de la Sociedad de Naciones por evitarla. Por esta razón, puede decirse que la Segunda Guerra Mundial se originó directamente de la Primera; de ahí que ambos conflictos, enlazados por el periodo de entreguerras, constituyan lo que se considera como la “Segunda Guerra de los Treinta Años” en la historia moderna de la humanidad.

A semejanza de la Primera Guerra Mundial, la Segunda se presenta en dos fases:

a) desde 1939 a 1941 cuando se desarrolla fundamentalmente en Europa y muestra una orientación favorable a las potencias del Eje;

b) desde 1942 a 1945, cuando la guerra adquiere dimensiones mundiales y paulatinamente pasa a ser favorables a los países aliados encabezados por Gran Bretaña, EE.UU. y URSS.

ADOLF HITLER


Adolf Hitler (20 de abril de 1889 en Braunau am Inn, Imperio Austrohúngaro, hoy Austria - 30 de abril de 1945 en Berlín) fue un militar y político alemán de origen austriaco que estableció un régimen nacionalsocialista en el que recibió el título de Reichskanzler (canciller del Imperio) y Führer (caudillo, líder o guía).[1]

Como jefe del Partido Nacional Socialista Alemán de los Trabajadores (Nationalsozialistische Deutsche Arbeiterpartei o NSDAP), dirigió el gobierno del país de 1933 a 1945, período en el que ocupó sucesivamente los cargos de canciller, Jefe de Gobierno y Jefe de Estado.

Consiguió el poder durante el período de crisis de Alemania después de la Primera Guerra Mundial. Utilizó propaganda y oratoria carismática, enfatizando en el nacionalismo, el antisemitismo y el anticomunismo. Después de reestructurar la economía y rearmar las fuerzas armadas, estableció una dictadura totalitaria. Perseguía una agresiva política exterior para ampliar el Lebensraum (espacio vital) alemán, y desencadenó la Segunda Guerra Mundial con la invasión de Polonia.

Aunque la Alemania Nazi y las Potencias del Eje ocuparon la mayoría de Europa y partes de Asia en su apogeo, fueron finalmente derrotadas por los Aliados. Al final de la guerra, las políticas de conquista territorial y subyugación racial de Hitler habían llevado muerte y destrucción a decenas de millones de personas, incluyendo el genocidio de unos seis millones de judíos en lo que se conoce como el Holocausto.

En los últimos días de la guerra, Hitler y su nueva esposa, Eva Braun, se suicidaron en su búnker subterráneo de Berlín, mientras la ciudad era invadida por el Ejército Rojo de la Unión Soviética.

CONSECUENCIAS

En muchos aspectos,la guerra fue consecuencia de los grandes conflictos que habian quedado sin resolver desde la primera guerra mundial. Alemania quedó frustrada luego de la derrota y con la rigidez del tratado de Versalles, más la inestabilidad politica y social que afecto fuertemente a la república de Weimar, finalizando con la radicalización del nacionalismo alemán. De esta forma, se produce la llegada de Adolf Hitler al gobierno, jefe del partido Obrero Alemán Nacional Socialista (NSDAP)o Partido Nazi, con una ideologia ultranacionalista, totalitaria y antisemita.Luego de hacer uso pleno de sus poderes en 1933, Hitler, habiendo asumido el título de Fuhrer o caudillo del Tercer Reich, motivó el rearme secreto de Alemania. Aprobechando la falta de decisión de las potencias europeas para oponerse activamente a sus designios y ordenó la ocupación militar de Renania, en marzo de 1936,lo que rompió con las reglas establecidas por en Tratado de Versalles.En este mismo año, Hitler firma con Benito Mussolini, dictador fascista de Italia (quien ya se había embarcado en una agreción hacia Etiopia), en acuerdo secreto Germano-Italiano, que abrirá paso al establecimiento del eje Romano-Berlin. Un año después, Italia se uniría al pacto que Alemania había firmado con Japón en 1936, el cuál fue llamado Pacto Tripartito.Alemania e Italia intervinieron en la Guerra Civil Española de 1936, en nombre del anticomunismo.

FIN DE LA GUERRA

El 30 de abril de 1945, percatándose de que todo estaba perdido, Adolf Hitler se suicidó en su búnker junto con su amante de muchos años y por corto tiempo su esposa, Eva Braun. En su último testamento, Hitler nombró a sus sucesores: Karl Dönitz como el nuevo Reichspräsident (Presidente de Alemania) y a Joseph Goebbels como el nuevo Reichskanzler (Canciller de Alemania). Sin embargo, Goebbels se suicidó el 1 de mayo, dejando a Dönitz orquestar las negociaciones de rendición. Dönitz nombró a von Krosigk Reichskanzler. El 1 de mayo, el general de la SS, Karl Wolff, tras prolongadas negociaciones no autorizadas con los Aliados, y el Comandante en Jefe del Décimo Ejército Alemán, el general Heinrich von Vietinghoff, ordenaron a todas las fuerzas armadas alemanas en Italia cesar las hostilidades y firmaron un documento de rendición que estipulaba que todas las fuerzas alemanas en Italia se rindiesen incondicionalmente ante los Aliados el 2 de mayo. La batalla de Berlín finalizó el 2 de mayo, cuando el comandante, el general Helmuth Weidling, entregó la ciudad a las tropas soviéticas.El 4 de mayo de 1945, el mariscal británico Montgomery aceptó la rendición militar de todas las fuerzas alemanas en Holanda, Alemania Noroccidental y Dinamarca en Lüneburg, un área entre las ciudades de Hamburgo, Hanover y Bremen. Mientras el comandante operacional de algunas de estas fuerzas era Dönitz, éste señaló que la guerra europea había terminado.El 5 de mayo, Dönitz ordenó a todos los U-boots dejar las operaciones ofensivas y regresar a sus bases.A las 02:41 de la mañana del 7 de mayo de 1945, en los cuarteles de la SHAEF en Reims, Francia, el Jefe del Estado Mayor del Alto Mando de las fuerzas armadas alemanas, el general Alfred Jodl, firmó el acta de rendición incondicional para todas las fuerzas alemanas ante los Aliados. Esta incluía la frase "todas las fuerzas bajo el mando alemán cesarán las operaciones activas a las 23:01 horas, hora de Europa Central, el 8 de mayo de 1945". Al día siguiente, pocas horas antes de la medianoche, funcionarios alemanes en Berlín liderados por Wilhelm Keitel firmaron un documento similar, rindíendose explícitamente ante las fuerzas soviéticas, en presencia del general Georgi Zhukov.
Nazis
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